Imagina que estás frente a un lago.
Coge una piedra de la orilla.
Lánzala.
¿Qué sucede? ¿Se ha hundido la piedra? ¿Ha rebotado sobre la superficie del lago?
Supón que no ha pasado ninguna de las dos cosas.
La piedra se ha quedado sobre la superficie del lago, provocando un ruido metálico. Eso que te parecía un lago únicamente tiene la apariencia de un lago.
Instantes después, la piedra se hunde.
¿Consideras que lo que hay ante ti es un lago o, por el contrario, que no lo es?