viernes, 8 de agosto de 2008

Mutaciones: Beijing 2008, Georgia y Osetia del Sur y Cahiers du Cinéma

Se preguntarán: "¿Qué relación guardan los distintos elementos componentes del título?" Reconozco no haber presenciado la totalidad de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos. Sin embargo, sí he tenido la oportunidad de vislumbrar un cierto regusto a patriotismo y muerte en las imágenes seleccionadas por la cadena Euronews con el fin de mostrar al mundo un resumen representativo del evento. En primer lugar, la celebración o evento, llámenlo como prefieran, ha demostrado ser un alarde pirotéctico sin igual. A este espectáculo del fuego se nos unen las tradiciones, supersticiones y esperanzas chinas con todo su esplendor, desde el más antiguo dragón hasta los ultramodernas terminales informativas capaces de indicar, al tiempo que dan la bienvenida en varios idiomas - según su procedencia -, e indican la ruta que los recién llegados deben seguir para poder alcanzar su destino, evitando así complicaciones. Del mismo modo, la logística, el control y la coordinación del evento, así como la coordinación de todos los agentes implicados, nos vuelve estupefactos ante la perfección y dominio aparente de la organización. El escenario, es decir, allí donde los atletas desenfundarán sus habilidades y técnicas; allí donde en algunos casos (la minoría, por cierto) el esfuerzo, la perseverancia y el sacrificio, unido al sentimiento de pertenencia y al "subidón" de poder encumbrar o mantener en la gloria -según- algo tan familiar como su país hace mella en la mente del espectador y en el alma del atleta, que podrá compartir con sus seres más allegados el triunfo sobre el Bien y del Mal. Es la fiesta en estado puro y los auténticos protagonistas, en este caso, si son buenos y han trabajado durante el año - han sido constantes - reciben la calificación de divinidades - hay grados -, entrando en el amplio repertorio histórico que ellos, en ese instante, ni siquiera son capaces de intuir.

Cháchara. Lo que realmente he visto ha sido el enorme poder de una máquina tan inmensa y potente como la China. Aupada por miles de voluntarios - según la organización, elegidos entre millones - la Olimpiada se alza como baluarte del nuevo - ¿nuevo? - escenario geo-estratégico y político mundial. China, el gigante cuyas macromagnitudes crecen vertiginosamente a ritmo de dos décimas y a diferencia del resto del mundo, salvo el resto de los BRIC y algunos países de América Latina. Europa y estados Unidos con el agua al cuello. En Italia se habla de recesión - teórica - .China, en cambio, organiza, crea, destruye; levanta su imperio gracias a la participación del resto de las potencias. Todo en uno; la humanidad, Una, entre las invisibles paredes de la Villa Olímpica, Grande y Libre (?). El orgullo es condicio sine qua non para el sostenimiento del verdadero estandarte del pueblo chino - la Nación - y el sufrimiento, el ceder, el dolor, queda mejor reflejado y de una manera mucho más positiva en las distintas corrientes filosóficas que envuelven el modo de pensar chino - no podía ser de otra manera teniendo en cuenta la historia y el pasado del pueblo chino -.

China está viviendo una tremenda revolución y el Partido, ominipresente pero no omnipotente, dirige el curso del país aprovechando sus ventajas competitivas. De momento, las cosas no les van mal. Si no fuera por esos molestos activistas pro-derechos humanos, esos artistas del sinsentido y la desobediencia civil; esos que protestan por temas cuya profundidad e influencia desconocen y se hinchan a revolotear pancartas con la bandera tibetana y a exhibir "panfletillos" en los que aparecen los aros olímpicos representados como una serie de manillas unidas, ensartados con mentiras de todo tipo con el fin de desprestigiar la imagen de China - se ha catalogado a estos individuos como enemigos de China -.

Son las cuatro de la tarde en España y en la calle Arturo Soria un grupo de personas, ataviadas a la manera occidental, porta bolsas con avioncitos de papel. Cada uno de estos avioncitos es portador de un mensaje. El grupo de personas está dispuesto para la acción; el objetivo es muy simple: hacer volar los avioncitos de papel por encima del muro y la valla que protege la entrada de la embajada china en Madrid, haciendo que éstos lleguen a las instancias interiores de la casa diplomática. La operación se desenvuelve con total tranquilidad; de hecho, agosto es un mes muy "tranqui" para la capital. Tras hora y media de reivindicaciones, lanzamientos y cánticos, el grupo decide abandonar la escena. La jornada ha sido estimulante y muchos de ellos recuperan fuerzas en una cafetería cercana mientras disfrutan de un zumo, unos; una cerveza, otros. A las siete de la tarde, Marisa, casi a punto de terminar su jornada, encuentra la entrada de la embajada repleta de aviones de color rojo. Marisa desconoce qué ha podido ocasionar la avalancha de avioncitos. Para Marisa, trabajadora de una empresa de limpieza, esos avioncitos sólo suponen una cosa: más trabajo. Marisa mira el reloj y comprueba que su jornada ha concluido. Aun así, puesto que el suyo ha sido el último de los turnos de la jornada, es responsabilidad suya que la embajada amanezca cubierta por una marea roja de avioncitos de papel. A Marisa no le queda más remedio que recogerlos y del bolso, saca unas bolsas de basura que había tomado prestadas como protesta personal ante la explotación de la que era víctima."Marisa, tú lo que eres es tonta", se dice. Aun así, a las siete y media ya no queda ni un avioncito; han sido depositados en un contenedor, del cual serán transportados a una planta de reciclaje, donde los transformarán en pulpa y decolorarán, permitiendo de esta manera que esa materia húmeda, una vez haya pasado una serie de procesos adicionales, sea quizá vendida, como cuaderno de calidad inferior, en uno de los miles de establecimientos chinos de horrores y demás baratijas.

El espectáculo sobrecoge a miles de chinos que, entremezclados con individuos de distinta nacionalidad, asisten en la Plaza de Tian´anmen -Plaza de la Puerta de la Paz Celestial - para vivir el momento. Contemplan embobados el evento en pantallas gigantes a la vez que lo siguen a través de sus teléfonos móviles. Resulta imposible perder detalle. Todo está radiado, filmado, emitido; la precisión de la percepción es casi total, casi exacta. Al menos, así lo ven algunos. Otros, algunos europeíllos reacios a los eventos masivos, pesimistas empobrecidos por la sociedad y sus canales de consumo, cuyos vínculos se han limitado a la distancia que los separa de los centros comerciales, más preocupados por el terreno que ocupan y pisan que por desarrollar una verdadera actitud crítica, incapacitados para comprender, siempre dispuestos a criticar, a señalar... En fin, unos hartos de sopa, conservan algunas dudas. Las escenas, indiscutiblemente impresionantes que suceden en el interior del recinto hacen justicia al frenesí exterior. China es una fiesta y quiere que el mundo sea consciente. China es masiva, China es global. China es moderna, Shangai es moderna; hasta los rasgos de los Guerreros de Xian son modernos y admirados. El sentimiento chino se ha unido; casi la totalidad de las nacionalidades así lo ven. Las revueltas de 1751, el Imperio, la República, Mao contra Chiang Kai-Chek, el norte del Amur; todo cobra pleno sentido en un momento como este. La orgía; el éxtasis corre por las mentes de los chinos de todo el mundo; la sangre vuelve a brotar, azuza los corazones. Hoy es un día grande, histórico; hoy es día ocho.

Decimos que algo es invisible cuando no puede ser visto. También catalogamos algo como invisible si rehuye ser visto. Existe una cierta enfermedad, común a la comunidad global y consecuencia de la extrema celeridad del movimiento que es la ceguera. El tema está tratado por varios autores,p.ej: Deleuze o Saramago. Incapaz de encaramarme hacia niveles tan elevados - necesitaría tiempo, algo de lo que actualmente no dispongo - sí creo poder esbozar, aunque probablemente ya lo hayan hecho , una serie de pensamientos referentes al tema.

La ceremonia ofrecida por las autoridades Chinas, con el magnánimo discurso del actual presidente Hu Jintao, ofrece, junto con su circunstancia, alguna de las claves para comprender muchas de las contradicciones que nos ha tocado vivir. Alguna de las características del fascismo, claramente simplificadoras, podemos extraerlas de un libro de Historia Contemporánea destinado a estudiantes de Bachillerato. Cito de memoria: "Movilización de concentraciones masivas";"uso del sistema de Partido Único"; "lograr una transformación mediante la creación de un Estado nuevo";" incumplimiento de las condiciones necesarias para el desarrollo y respeto de los Derecho Humanos". Así mismo, las condiciones para el surgimiento de un estado fascista no son más esperanzadoras: "poderosos movimientos proletarios de izquierdas; resentimiento nacionalista;masas de ciudadanos frustrados, etc."

La prostitución en China es un tema tabú. Del mimo modo, el fin con que son obsequiadas muchas niñas nos escandaliza a nosotros. El infanticidio femenino no es algo exclusivo de China. En la India, o en Pakistán, no es extraño encontrar casos de esta lacra.No son los únicos lugares donde lo encontramos generalizado. No es el objetivo de este escrito mostrar la execrabilidad de tales crímenes; la perspectiva está más orientada hacia la sociología. El hecho de que se prefieran hombres a mujeres tiene una larga historia, digna de un muy amplio e interesante análisis casuístico, da lugar a una serie de consecuencias no deseadas más acordes con el contenido del texto. En China, como en la India, algunos sociólogos advierten de un crecimiento del mercado del sexo. Como todo mercado, este no iba a verse rezagado. El acceso a las fuentes de pornografía en red, aunque vetado y restringido, no puede verse totalmente privado de algún que otro pillo capaz de burlar las barreras. A su vez, la prostitución, fenómeno relativamente reciente en China - como aparición de prostíbulos en determinadas zonas, se entiende - así como el desarrollo de toda la industria del sexo, en todas sus vertientes, ya sean industriales - parafernalia, industria fílmica, etc. - como terciarias -apertura de prostíbulos y sex-shops, publicidad, desarrollo de plataformas y páginas web, etc. - . Los chinos de ciudad, pertenezcan a grandes urbes o a pequeñas poblaciones urbanas, de tipo provincial, tienen hambre y sed. Hambre de sexo, de carne y sed de petróleo y de coches propios. Las jerarquías en China y el prestigio social quedan muy bien definidas bajo el precepto de "tanto tienes, tanto vales".La bicicleta, algo que en europa nos encanta - sí, hay excepciones - es precisamente lo que los chinos no quieren ni ver. Algunas voces advierten del consumo energético de los emergentes. China, a la caza de Estados Unidos, se muestra el oponente más cualificado para desbancar - algunos dicen que en torno a 2035 - al gigante yanqui del primer puesto, y no únicamente en cuanto a consumo energético, que se supone que será antes. La existencia de voces contrarias, que desaniman a los chinos, poco importan. Las Autoridades chinas son quienes controlan qué se emite bajo sus dominios. Un buen ejemplo de esto han sido las protestas Tibetanas y la represión militar china recientemente ocurridas - sí, aunque jodida, la memoria aún persiste, y es más accesible que nunca -.

Los chinos, mientras tanto, y el mundo entero, somatizados por las explosiones y la magnificencia ceremonial. Es sin duda, una lástima, que nuestra memoria sea tan frágil. Si mal no recuerdo, Sontag escribió un ensayo titulado Ante el dolor de los demás. Sontag, una mujer valiente y extremadamente culta, recupera el horror de los conflictos bélicos más recientes - Irak 1, Chechenia, Rwanda, Bosnia, etc. - y logra esgrimir una realidad ardua, dura y no muy optimista. Tras los medios de comunicación el espectador se sitúa ante una barrera que, del mismo modo que protege, ataca su moral. A miles de kilómetros de distancia, con unas preocupaciones cotidianas y propias, es difícil ponerse en el papel de las víctimas. Así llega la pregunta, obvia, debido a la contradicción. ¿Qué le pasa al mundo?

La guerra como espectáculo ha dejado de tener el aliciente que tenían las primeras guerras retransmitidas por televisión - Primera Guerra del Golfo, por ejemplo - y la realidad que no está en guerra salvo consigo misma, como la nuestra, encuentra en su vacío el relleno suficiente como para colmar su existencia.Cierto que ahora disponemos de soportes más sofisticados, que nos permiten disfrutar de la tecnología hasta sus últimas posibilidades y consecuencias. Brian de Palma, Haneke y Cahiers du Cinéma lo saben. Medvédev también es consciente de ello. Es una época difícil; el mercado domina, no todo lo bueno llega y algunos "mutantes" ven cómo, sumergiéndose aún más en si mismos, no consiguen lograr abrir el camino hacia una nueva estética de principios de milenio. Quizá sean los fuegos artificiales de la celebración china los que oculten la imagen de las nueva realidad; quizá existan diversas realidades. Lo que está claro es que las Relaciones Públicas y la imagen han ganado la batalla. La guerra,como los negocios, se desarrolla en espacios privados, como despachos, estancias de hotel o restaurantes. Es ese ese espectador, incapaz de acceder a la realidad, a lo que el mundo le esconde, quien sufre y se deprime; es quien busca sentido en foros de opinión, en publicaciones; el mismo que busca amor en páginas y películas porno; el mismo que un día, sin venir a cuento decide desaparecer puesto que no cree dejar nada tras de sí, buscando quizá algo que consiga reanimarlo; alguien que vaga entre estaciones de Metro taponando sus oídos con música de Madonna o de Penderecki en formato mp3.

Muchas de las acciones que Rusia desempeña como agente global logran desencantar aún más a la opinión pública internacional; algo así como lo de los hermanos Castro en Cuba o la pantomima Zimbabwense. Georgia, fuente de conflictos, por mucha comunión religiosa y Revolución Rosa, está tocada, al igual que la zona de los Balcanes. Las incesantes guerras y negociaciones abren cada vez más las heridas de una región - hablamos de varios países - alejada de la mano de Dios. Los recientes conflictos con Osetia del Sur, a los que Rusia, amparada en su Constitución, una vez más ha tendido su mano, no demuestran sino la inestabilidad de unos pacientes más centrados en el dolor que en la sanación. El conflicto superior, más allá de las rivalidades de particulares que a nadie importan salvo a sí mismos - algo así pasó en la Guerra de los Balcanes y servirá para comprobar si la Comunidad Internacional aprendió algo de la sangría, aparte de a perseguir criminales de guerra - se centra en las súper-potencias. Osetia del Sur supone un enclave estratégico para muchas de las rutas energéticas de la Gran Madre Rusia. De la misma manera, tampoco podemos decir que la Guerra Fría se haya olvidado a principios del Nuevo Siglo. La amenaza vuelve a estar presente y tras un período de calma se vuelven a oler viejos aromas que nos recuerdan a experiencias pasadas.

La vida como ciclo o la amenaza invisible de lo política y comercialmente correcto invade nuestras conciencias mientras contemplamos alguna que otra hazaña deportiva - y por tanto, humana - en la gran pantalla en la que hemos transformado el mundo. Un evento sin igual, sin duda; un producto mediático sin parangón el que nos ofrecen cada día, en cinco ocasiones, las principales cadenas. Sólo falta que un día Matías apareciese travestido en las noticias de la noche; seguro que alguno lo tomaría como ofensa personal. Como dice mi madre: tontos, hijo, los ha habido siempre.

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